
Estilo orgánico: la naturaleza entra en casa (y no queremos que se vaya)
El verde no es solo un color, es una declaración. El estilo orgánico toma inspiración directa de la naturaleza y la lleva adentro: formas curvas, materiales crudos, textiles que invitan a tocarlos y una paleta inspirada en la tierra. Es esa sensación de estar en una casa de campo chic, aunque estés en medio de la ciudad.
ARHE Tip: Sumá cerámica artesanal, ramas secas, lino arrugado y muebles que no parezcan salidos de una fábrica. Todo suma textura y vida.

Japandi: cuando Japón y Escandinavia se enamoran
Este estilo mezcla lo mejor de dos mundos que entendieron todo sobre el habitar. Japón aporta su equilibrio zen, su respeto por el vacío y su mirada poética del hogar. Escandinavia, por su parte, suma funcionalidad, calidez y diseño nórdico. ¿El resultado? Espacios ordenados, armónicos, sobrios pero cálidos.
Ideal para: Personas que buscan belleza serena, sin excesos, pero con mucha intención.

Eclecticismo bien pensado: mezclar con arte
Se terminó el miedo a mezclar. Hoy vale todo, siempre que esté bien hecho. El estilo ecléctico se trata de animarse a combinar piezas vintage con diseño contemporáneo, colores neutros con acentos vibrantes, herencias familiares con hallazgos de diseño. Lo importante es que haya un hilo conductor: puede ser la paleta, las texturas, o una idea fuerte detrás.
Por qué funciona: Porque es único. Porque cada casa cuenta una historia distinta. Y porque rompe con el molde sin perder coherencia.

Lujo silencioso: detalles que hablan bajito (pero con mucha clase)
Este estilo es para los amantes del diseño refinado, pero sin ostentación. Se trata de materiales de altísima calidad, paletas neutras, líneas limpias y acabados impecables. Todo parece simple, pero cada cosa tiene peso. Es el arte de lo sutil.
Nos encanta porque: menos es más… cuando es bien hecho. Y porque demuestra que el buen diseño no necesita gritar.

Colores tierra y acentos vibrantes: la pareja inesperada
Sí, los tonos arena, terracota, beige, ocre y oliva siguen siendo protagonistas. Pero ahora vienen acompañados. En 2025 los vemos convivir con toques de azul profundo, verde botella, mostaza o incluso algún rojo vino. El secreto está en el balance: un acento bien puesto puede cambiar todo un ambiente.